lunes, 27 de febrero de 2017

El picó, o la cultura del Sound System


Técnicamente es un un dispositivo mecánico que “recoge” la energía vibracional del movimiento de la aguja sobre el acetato y la convierte en energía sonora con la finalidad poner a gozar a la gente por medio de un gigante sistema de altavoces. En la Costa Caribe de Colombia, un “picó” son unos tocadiscos que tienen parlantes del tamaño de un escaparate, que tienen la particularidad de retumbar con tanta potencia que hasta han derribado casas. La palabra es la adaptación colombiana de la palabra inglesa Pickup que significa recoger o levantar. 


No hay un acuerdo acerca del sitio de origen de los primeros picó. Algunas investigaciones apuntan a que fueron construidos en Cartagena, otros aseguran que nacieron en Barranquilla, y cada investigación está respaldada con nombres, cifras y datos. 

Lo cierto es que la llegada de la década de los 50’s trajo consigo que las clases pudientes en las fiestas contratasen música en vivo de cumbiambas y grandes orquestas, para amenizar sus bailes. Quienes no podían costear la animación de un conjunto musical tenían que conformarse con los pocas vitrolas y rocolas que existían en las tiendas de los barrios. Un día a los propietarios de esos establecimientos se les dio por amplificar, con los equipos importados que usaban para los grupos en vivo, la música de sus equipos de sonido para que sonaran en todas las calles del vecindario. Nacia pues el picó que hacía de orquesta en las fiestas familiares y que con el transcrurrir del tiempo ha terminado generando espacios autogestionados para los encuentros sociales.
El escenario picotero por excelencia son las calles de los barrios populares de la costa Atlántica de Colombia, allí se cierran los extremos de la vía con latones para darle paso al baile y al sonido.


Con los años los picós fueron ganando protagonismo y se creó alrededor de estas máquinas una cultura urbana, popular y contemporánea en las que artesanos, dj’s, propietarios de picós, vendedores de música, productores y artistas conforman la base.  Se calcula que en Barranquilla hay decenas de “picós¨, y fue allí donde se generalizó la costumbre de bautizarlos con un nombre, cual de todos el más curioso: El Solista, El Timbalero, El Fidel, El gran Che, el Rey, El Británico, El Coreano. En Cartagena se destaca “El perro”, el primero en ser pintado, también están El Imperio, Pasky El Artillero, Gémini Estéreo, El Ciclón, El Conde y tal vez el más famoso, El Rey de Rocha.

El parlante mayor es la parte más representativa de cada “picó” que puede alcanzar dimensiones descomunales. La potencia de emisión del sonido de este altavoz, a la que se le suma la de los demás parlantes, ha hecho efectiva la leyenda de que son verdaderos tumbatechos. Es una realidad el que varios “picós” han echado abajo los muros de los salones en donde se les ha puesto a funcionar. Por eso, y muchas veces porque no caben por ninguna puerta, los “picós” se instalan a la entrada de las casas, sobre los andenes. Desde allí retumban los sones afrocaribes, para alegría o desesperación de todo el vecindario.

El Rey de Rocha, el picó más famoso de Cartagena, lleva ya 32 años de trayectoria. 

Las poderosas máquinas sonoras de la actualidad son torres gigantescas compuestas por un sofisticado sistema de parlantes fraccionados, que semejan más las amplificaciones orquestales, y que se apartan del concepto original del picó, que tiende a desaparecer ante el entusiasmo inusitado con el que se están construyendo los llamados ‘Turbos’, que no son otra cosa que los picós de antaño, pero adaptados a la tecnología del momento con la producción de un sonido más puro, fino y tolerable.
El movimiento ‘Turbo-picoteril’ que crece en Barranquilla tiene en los carnavales el escenario propicio para consolidar de nuevo el reinado de estas máquinas que históricamente han puesto a gozar a los barranquilleros, no solo en las festividades carnestoléndicas sino durante todo el año.

En este enlace les comparto cómo se hace un picó. 
https://youtu.be/i83iFy1CgVs

Fuentes: El Heraldo, El Universal, Revista Diners, Historia del Picó (picó.com.co), Los Puros Criollos

domingo, 26 de febrero de 2017

El retorno triunfal de la verbena


En Barranquilla, hablar de verbena es hablar de carnaval, más que de otra cosa. Ahí, en mitad de la cuadra, cerca de la casa, se han vuelto a poner en marcha estos bailes populares que habían pasado a mejor vida por una serie de desmanes, pero desde este año han revivido para quedarse, gracias a la iniciativa de la reina Stephanie Mendoza que ha querido que su carnaval sea recordado como el Carnaval de Bordillo, para que la parranda más grande de Colombia se viva a plenitud en las calles de los barrios más emblemáticos de la capital del Atlántico.   
La reina inaugurando la verbena El Vacilón, en la carrera 51B con 81, inspirada en los años 70 y 80. Foto publicada por  Caracol Radio. 


Las verbenas se remontan a los años 50’s, con los reinados populares barriales, donde una junta organizadora, compuesta por alegres vecinos, elegía una capitana o reina, y que, con el propósito de recoger fondos para la buena marcha del reinado, se encargaban del montaje de un baile, amenizado por un pick up, potentes equipos de sonido de alquiler a los que se les identifica con el concepto anglo de "pick up" (y se pronuncia simplemente "picó"), de los que hablaré en otra entrada.

"El Coreano", un picó con tradición en Barranquilla

También está en sus origines, los asaltos amistosos a residencias (sin derecho a negarse), donde los vecinos ponían los menajes y licores necesarios para el desarrollo del jolgorio en el interior de la casa escogida. Estos encuentros bailables carnavaleros se efectuaban en los estratos medios altos y altos, y fue costumbre muy difundida hasta la aparición oficial de una programación de bailes en clubes y hoteles.

El concepto de verbena parece haber sido aportado por la cultura española, muy arraigada en Barranquilla después de la Guerra Civil del 36. En España la verbena es una fiesta popular asociada por lo general a algún santo patrón y a la noche, como en el caso de la conocida verbena de San Juan en el solsticio de verano. En su modelo tradicional incluía baile y tenderetes de comidas y bebidas típicas, y todo tipo de chucherías. La palabra corresponde al nombre de una planta, la “verbena” (Verbena officinalis), pequeña, de flor de color rosa pálido. En Madrid y otros lugares de España, era costumbre acudir al baile con un ramito de verbena en la solapa, lo que daría lugar a que las fiestas más populares acabaran designándose con su nombre. Es muy conocido el sainete lírico español de 1894 La Verbena de la Paloma, que hace referencia a las fiestas madrileñas en torno al 15 de agosto, cuando se celebra la procesión de la Virgen de la Paloma.

Volviendo a Barranquilla, en 1945, en plena agonía de la Segunda Guerra Mundial, se anunciaban algunos bailes de Carnaval en formato de verbenas. Si se revisan las informaciones de prensa de la época, el término aún no había alcanzado plena difusión.

La fórmula perfecta de consolidación de las verbenas en los años setenta y ochenta fue que su montaje que se realizaba sin mayores presiones legales urbanas. Un control mínimo que desencadenó una especie de fiebre, alejadas en gran parte de fiesta de vecinos, reina e incluso carnaval, pues funcionaban todo el año con el concepto de club social, auspiciados por emisoras que se encargaban de difundir la ‘zona de verbenas’.

Este desafuero produjo que las sucesivas juntas del Carnaval sólo autorizaran verbenas si acreditaban candidatas activas participantes en el reinado popular, porque para echar a andar el jolgorio había que hacer pocos trámites. Edgar Rey Sinning lo describe en su libro Joselito Carnaval: “Pagar el respectivo permiso en la Alcaldía, luego la inscripción de la candidata (si la hay), y después viene el “camello” de la construcción de la barraca de la verbena, que es una especie de corraleja. La barraca se construye en los sitios más apropiados de los barrios o en las puertas de las casas ‘reales’ y se hacen en plena calle, encerrando casi una cuadra. Un complemento especial es la silletería, la cual se alquila y la decoración corresponde a las fábricas de licores y sus distribuidores”. Lista la escenografía se ponía a sonar el picó. 

Desde el momento en que estos bailes empezaron a contar con una masiva asistencia de gentes llegadas de otras partes de la ciudad, desvertebrando la idea de fiesta barrial, empezaron los problemas: invasión de vendedores de comida, ingentes cantidades de humo, parqueo de vehículos, riñas, y la presencia de pandillas que sembraron el pánico. 

La reforma a la Constitución en 1991 puso en marcha el mecanismo expedito de la tutela y las acciones populares, con lo cual estos festejos se vieron seriamente amenazados. La crisis de las verbenas se desató de tal manera que en 2013, dieciséis organizadores de esos bailes crearon una asociación en defensa de sus derechos tomándose la sede del Damab–entidad encargada de los permisos ambientales–, en protesta por lo que “consideran un atropello, pues de pagar ciento cincuenta mil pesos pasamos a pagar un millón quinientos mil pesos”, cantidad que según los organizadores es imposible de recuperar en un sector popular.

Tanta restricción de bailes había terminado por darle un descanso eterno aparente a las verbenas de carnaval, por lo cual los vecinos de un barrio, como antaño, se dieron a la tarea de volver a buscar una casa en el vecindario, montar su sancocho y encender  sus potentes equipos de sonido alimentados por archivos sonoros digitales con música de carnaval,  sin necesidad de pedir costosos permisos ni encerrarse a pagar licores a altos costos. Todo como antes.

Pero desde este año la calle vuelve a ser la protagonista de las fiestas, como en sus sabrosos inicios. ‘Baila la Calle’, es la nueva apuesta que hace la organización del Carnaval de Barranquilla,  desde la famosa calle Murillo hasta la Plaza de la Aduana, con 450 metros de música, folclor y gastronomía. El Carnaval en un solo sitio para bailar y gozar, hoy domingo  desde las 7 de la mañana  y hasta el martes de carnaval,  en tres ambientes, amenizado con lo mejor de la música afroantillana, salsera, carnavalera y verbenera a cargo de Olímpica Stéreo, el picó más grande del mundo, una emisora que también merece otro post, lo van a ver. 

Fuentes: 
CorreveDile de Adlai Stevenson Samper, "El Swing de los tiempos de verbenas en Barranquilla". 
Wikipedia