viernes, 13 de julio de 2012

Los incomprensibles sanfermines


Mañana 14 culminan los sanfermines, por lo que quedan aún 24 horas para que esta no sea una nota trasnochada. Son esas fiestas tan famosas que se realizan en Pamplona al norte de España,  a la que concurren turistas de todo el mundo. Detrás de su fama, está el escritor Ernest Hemingway, pues la trama de su novela “Fiesta” ("The sun also rises", en inglés) se desarrolla en gran parte durante estas festividades.

Este es más o menos el relato: unos jóvenes norteamericanos -dos varones y una chica- que viven en París deciden acercarse a Pamplona con motivo de los sanfermines y emprenden un viaje en tren. Durante el recorrido las tensiones afectivas entre los tres van dando lugar a diversos episodios. Al llegar a Pamplona la crisis ha estallado… La chica se siente seducida por un torero español y este hecho desencadena toda una serie de hechos violentos.

La repercusión de esta obra en los  sanfermines se produjo tras su publicación en 1926, pues supuso un enorme jalón turístico y el paso de estas fiestas a la condición de icono cultural y mediático desde entonces y que continúa en la actualidad. Por Pamplona han pasado,  seducidos por el encanto que Hemingway imprimió a sus fiestas, el director y actor Orson Welles, la actriz Ava Gardner, el actor Charlton Heston, el dramaturgo Arthur Miller, pero también un joven Bill Clinton, que se confundió entre la multitud en las calles de la capital de Navarra.

La celebración inicia con el lanzamiento del chupinazo (cohete) desde el balcón del  Ayuntamiento de Pamplona a las 12 del mediodía del 6 de julio y terminan a las 24h del 14 de julio con el "Pobre de mí", una canción de despedida. Durante este tiempo, a cualquier hora del día o de la noche, las calles rebosan de gente y alegría. El momento de más expectativa se da todas las mañanas a las 8 cuando tienen lugar los encierros, en los que los toros corren por las calles de la ciudad (durante un promedio de entre dos y tres minutos) hasta llegar a la plaza de toros,   rodeados de mozos, que demuestran su valor –o temeridad- en esta peligrosa y pintoresca tradición.

Pero así como los sanfermines tienen seguidores, también tienen detractores que se cuentan cada vez más por montones. Se les critica la crueldad  -la tortura psicológica para ser más específicos- a las que se somete al animal. Otros critican a quienes  se ponen a correr delante de los astados: no los bajan de estúpidos, entre otros "halagos", y reclaman que se les exija coger un seguro como hacen los que practican esquí en la nieve, "porque  el costo de atender a todos los que terminan con contusiones, fracturas, invalidez, etc,  por participar en los encierros,  lo asumen todos los españoles". 
Volviendo a nuestro autor, Hemingway visitó Pamplona en nueve ocasiones, la primera el 6 de julio de 1923, como corresponsal del semanario canadiense Toronto Star, y la última –motivo de este aniversario- en 1959.

 La experiencia personal de Hemingway influyó  de una manera decisiva en la fama de los sanfermines, por lo cual el Ayuntamiento de Pamplona rinde tributo al escritor con un monumento que lleva su nombre 

En 1923, durante la primera visita del escritor a la capital navarra, Pamplona era una ciudad de unos 35.000 habitantes y a cuyas fiestas no acudían visitantes de países lejanos,  escasamente de la vecina Francia,  pero el estadounidense consiguió hacer la fiesta internacional y llevarla a todos los rincones del mundo.

Y para terminar, les dejo la letra de la canción Riau-Riau, conocida también como el Vals de Astráin, el otrora especie de himno de las fiestas,  que  interpretada se repetía una y otra vez mientras se caminaba por las calles del casco viejo de Pamplona, avanzando poco a poco por la cantidad de personas que se animaban a tararearla.  Desde 1991 no se entona por unos incidentes que no viene al caso ahora comentar.

"A las 4, el 6 de julio"
Pamplona gozando va
pasando calles y plazas
las Visperas a cantar
al glorioso San Fermin
patron de esta capital
que los pamplonicas aman
con cariño sin igual.

Delante van

chiquillos mil
con miedo atroz dicen: ¡Aqui!
un cabezon viene detras
dando vergazos y haciendo chillar

(¡¡Riau-Riau!!)


Después vienen los muchachos

en un montón fraternal
empujando a los gigantes
con alegría sin par
porque llegaron las fiestas
de esta gloriosa ciudad
que son en el mundo entero
una cosa sin igual.

(¡¡Riau-Riau!!)


Los mozos de blusa

que son los que dan animación
con los pollos-pera
van todos unidos en montón.

Los de la Pamplonesa

detrás vienen tocando
van a honrar a San Fermín.

Toda la ciudad

con movimiento contemplando está
la gran caravana
que alegre hasta San Lorenzo va.

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