viernes, 8 de julio de 2011

Hasta que me decidí




Hace 5 años, desde que me vine a la madre patria, que no escribo nada de carácter periodístico.  Este blog no tiene pretensiones periodísticas  y lo he abierto porque creo que ya es hora de romper ese ostracismo voluntario en el que me he sumido.  Es hora de retomar el contacto con tantos amigos y amigas que he dejado  y creo que desde esta otra orilla, muchas de las cosas que acontecen en mi querida Colombia se ven con otra perspectiva.

Así es que hablaré de diversas cosas, menos de política (en lo posible) tratando siempre de resaltar lo bello y lo bueno que tiene esa tierra bendita y privilegiada en la que nací. Muchas veces me  referiré a España para destacar lo que acontece aquí, sus tradiciones, sus festejos, tratando de destacar el legado que hizo a los pueblos hispanoamericanos en todos los aspectos culturales.

Esto de hacer la primera “entrada” en el blog, es decir, el primer apunte, no es fácil. Para mí es como lanzarse al agua sin saber nadar, pero confío en mi instinto y trataré de salir a flote, esperando que lo que transmita pueda resultar del interés de mis lectores.

Había pensado en escribir sobre la biodiversidad en la que es tan rica nuestro país,  así lo había prometido a Ester Eiros, directora del programa “Gente Viajera” que se emite los fines de semana a través de una importante cadena de radio, y a quien me había dirigido para agradecerle el tiempo que dedicó a hablar de los atractivos turísticos de Colombia.  Me conmovió tanto el reportaje  de uno de sus colaboradores, Enrique Domínguez Uceta,  que me animé a escribir un correo electrónico para agradecer su gentileza y para contarle que oír hablar de manera tan amplia, tan constructiva de Colombia, me había animado a hacer por fin mi contribución, pero hablar de biodiversidad podría resultar un bodrio para un primer tema,  así es que mejor escribo sobre algo que desate un poquito de  controversia, pensé. 

Y aquí me tienen, divagando en qué tema abordar. Son tantas cosas que quisiera comentar a través de esta bitácora, bendito invento de internet, que no sé por dónde empezar.

Pero  esta  mañana ¡Eureka!:  me llegó un correo de una compañera de universidad, con la que intercambio “forwards” y uno que otro mensaje personal en la que me transcribe un testimonio, para la revista Soho,  de María Elvira Samper acerca de la sagrada institución del matrimonio.

Me he divertido mucho, y para los que tengan curiosidad ahí les va el link: http://www.soho.com.co/odios/articulo/mi-problema-con-el-matrimonio/7348

A mi amiga, que se ha mantenido soltera, le  respondo  que sí que el matrimonio es eso: un servicio militar obligatorio para muchos, y una sociedad que aunque sea conyugal no deja de ser eso, pero en el caso de nuestra aludida, tenía una razón muy poderosa para el aguante: ser la esposa de uno de los hombres más guapos y elegantes de Colombia y así ¿quién no?. Lo extraño es que ella, siendo una señora de bien (buena familia, buena posición, buena pinta) lo haya tenido que soportar, y  que aquí en España, a un tío de esos lo mandan a tomar por culo (se dice así cuando se manda a algo o alguien al carajo) porque en este país el matriarcado, a pesar de la igualdad tan reclamada  y tan cacareada, es una institución vigente. La mujer es la que manda ¡y se acabó! (claro que penosamente hay casos de violencia de género donde la mujer lleva la peor parte, pero ese no es el tema).  Será por eso que las latinas, a pesar de la mala fama que tenemos de ser esquilmadoras (no todas, eh) cotizan por ser  dulces, amorosas, llevaderas… y otras bondades, que se intuyen pero las de que no se puede hablar. Y me perdonan que me haya desviado tanto del tema. De la biodiversidad en  lo que he terminado... pero son gajes del oficio. 

Bien, amigas y amigos, gracias por haberme leído. Un abrazo enorme para todos,

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