Hace 5 años, desde que me vine a la madre patria, que no escribo
nada de carácter periodístico. Este blog no tiene pretensiones
periodísticas y lo he abierto porque creo que ya es hora de romper ese
ostracismo voluntario en el que me he sumido. Es hora de retomar el
contacto con tantos amigos y amigas que he dejado y creo que desde esta
otra orilla, muchas de las cosas que acontecen en mi querida Colombia se ven
con otra perspectiva.
Así es que hablaré de diversas cosas, menos de política (en lo
posible) tratando siempre de resaltar lo bello y lo bueno que tiene esa tierra
bendita y privilegiada en la que nací. Muchas veces me referiré a España para destacar lo que
acontece aquí, sus tradiciones, sus festejos, tratando de destacar el legado que hizo a los pueblos hispanoamericanos en todos los aspectos culturales.
Esto de hacer la primera “entrada” en el blog, es decir, el primer
apunte, no es fácil. Para mí es como lanzarse al agua sin saber nadar, pero
confío en mi instinto y trataré de salir a flote, esperando que lo que
transmita pueda resultar del interés de mis lectores.
Había pensado en escribir sobre la biodiversidad en la que es tan
rica nuestro país, así lo había prometido a Ester Eiros, directora del
programa “Gente Viajera” que se emite los fines de semana a través de una
importante cadena de radio, y a quien me había dirigido para agradecerle el
tiempo que dedicó a hablar de los atractivos turísticos de Colombia. Me
conmovió tanto el reportaje de uno de sus colaboradores, Enrique
Domínguez Uceta, que me animé a escribir un correo electrónico para
agradecer su gentileza y para contarle que oír hablar de manera tan amplia, tan
constructiva de Colombia, me había animado a hacer por fin mi contribución, pero hablar de biodiversidad podría resultar un bodrio para un primer tema, así es que mejor escribo sobre algo que desate un poquito de controversia, pensé.
Y aquí me tienen, divagando en qué tema abordar. Son tantas cosas
que quisiera comentar a través de esta bitácora, bendito invento de internet,
que no sé por dónde empezar.
Pero esta mañana ¡Eureka!: me llegó un correo de una compañera de
universidad, con la que intercambio “forwards” y uno que otro mensaje personal
en la que me transcribe un testimonio, para la revista Soho, de María
Elvira Samper acerca de la sagrada institución del matrimonio.
Me he divertido mucho, y para los que tengan curiosidad ahí les va
el link: http://www.soho.com.co/odios/articulo/mi-problema-con-el-matrimonio/7348
A mi amiga, que se ha mantenido soltera, le respondo
que sí que el matrimonio es eso: un servicio militar obligatorio para
muchos, y una sociedad que aunque sea conyugal no deja de
ser eso, pero en el caso
de nuestra aludida, tenía una razón muy poderosa para el aguante: ser la esposa
de uno de los hombres más guapos y elegantes de Colombia y así ¿quién no?. Lo
extraño es que ella, siendo una señora de bien (buena familia, buena posición,
buena pinta) lo haya tenido que soportar, y que aquí en España, a un tío
de esos lo mandan a tomar por culo (se dice así cuando se manda a algo o
alguien al carajo) porque en este país el matriarcado, a pesar de la igualdad tan
reclamada y tan cacareada, es una institución vigente. La mujer es la que
manda ¡y se acabó! (claro que penosamente hay casos de
violencia de género donde la mujer lleva la peor parte, pero ese no es el
tema). Será por eso que las latinas, a pesar de la mala fama que tenemos
de ser esquilmadoras (no todas, eh) cotizan por ser dulces, amorosas, llevaderas… y
otras bondades, que se intuyen pero las de que no se puede hablar. Y me perdonan que me haya desviado tanto del tema. De la biodiversidad en lo que he terminado... pero son gajes del oficio.
Bien, amigas y amigos, gracias por haberme leído. Un abrazo enorme
para todos,
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