martes, 6 de septiembre de 2011

¿El fin de la historia?


¿Qué tienen en común en los actuales momentos Chile, Italia y España?

Protestas y más protestas.  En Chile desde el mes de mayo los estudiantes  secundarios y universitarios, liderados por esa versión femenina del Che Guevara -por lo comunista y por la belleza que se gasta-  Camila Vallejo,  demandan un  fortalecimiento del papel del Estado en la educación; en Italia  hoy 6 de septiembre la protesta tomó forma de huelga,  convocada por el mayor sindicato del país,   en reacción a las medidas de austeridad anunciadas por el Gobierno de Silvio Berlusconi, que al momento de escribir esta entrada ha sido aprobada  en su cuarta versión. En  España,  hoy también, los sindicatos realizaron movilizaciones en varias ciudades en rechazo a la reforma del artículo 135 de la Constitución, pactada hace tan sólo unos días entre el PP y el Gobierno de Rodríguez Zapatero, por insinuación de Angela Merkel y Nicolás Sarkozy, para garantizar que se pondría techo al gasto público.  Sin ir más lejos, en portugal, el Movimiento 12 de Marzo anunció manifestaciones para el 15 de octubre contra las medidas del Ejecutivo que buscan cumplir las exigencias de la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional. La organización surgió en rechazo a las políticas del gobierno luso de recortes sociales, luego de que el país recibiera un rescate financiero igual al de Grecia e Irlanda. 


Y en esto último está la clave. Todas son quejas contra las políticas neoliberales que forzosamente han tenido que adoptar sus respectivos gobiernos porque en esta aldea global, ser de izquierda o de derecha vale muy poco, porque hay que someterse a los dictados del Gran Capital, para no quedarse rezagados en su proceso de acoplamiento al mundo globalizado, que llevarían "al crecimiento, al empleo, la redistribución del ingreso". Si todo lo cual  suena muy bonito, entonces ¿qué es lo que tiene de malo?
El neoliberalismo pretende excluir al Estado de la participación y del control sobre el mercado al que defiende como única  forma para lograr la regulación económica en todos los países, pero llevándose por delante las conquistas del  estado de bienestar, que es lo que pretenden defender   los que reclaman en esta orilla.  Chile es otra cosa,  desde la era Pinochet, más de la mitad de las escuelas son entidades de gestión privada, así como la mayoría de las universidades, y las protestas lo que buscan es la gratuidad de la educación a través de una reforma tributaria que grave con más impuestos a las grandes empresas, sobre todo a las mineras, entre otras medidas.


Y es que perder lo conseguido en el estado de bienestar traería graves repercusiones sociales que en España es: asistencia sanitaria pública, gratuita;  educación pública, gratuita y obligatoria hasta los 16 años; un generoso sistema de becas para que cualquier persona pueda acceder una educación complementaria sin ningún tipo de discriminación; pensiones para los que se jubilan, subsidios de desempleo para los parados, etc. ¿Podrá España, en medio de esta crisis que va teniendo cara de recesión, seguir   manteniendo este paraíso artificialmente?  

Así es que no sabemos en qué irá a parar todo esto. Al menos en Chile he leído  que la Vallejo se ha sentado a dialogar con el Gobierno y de seguro el Estado tendrá que hacerse cargo de la educación en mayor medida, pero en Italia y España no hay marcha atrás en los planes de ajuste. Es eso o quedarse expuestos a un rescate como el de Grecia y si hay rescate vendrán más imposiciones.  Esperemos que toda estas  protestas consigan algo porque me temo que  aquello que vaticinó Francis Fukuyama, ese influyente politólogo estadounidense y máximo defensor de la corriente neoliberal, llegará a ser una aplastante realidad:  “Fuera del neoliberalismo no hay salvación. Hemos llegado al final de la historia. No hay otra posibilidad, no hay otra salida más que el neoliberalismo. Todas las demás ideologías fracasaron. Lo que sirvió en las décadas pasadas fue un sueño que no soluciona nada. El capitalismo neoliberal es el único sistema capaz de producir riqueza, trabajo y bienestar social”. Está por verse y sálvese quien pueda. 

  

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