En lo político, la democracia española está seriamente dañada
por la corrupción. Desde el caso Gürtel, pasando por el caso Palma Arena, hasta
la implicación del yerno del rey en el caso Babel, la corrupción se campea por
casi todas las comunidades autónomas (ver mapa) unas veces por prevaricación,
otros por sobornos, extorsión, especulación urbanística. Pero bueno, mi propósito en este post no es señalar, pues
al fin al cabo, en esto de las corruptelas, se salvan muy pocos países y el mío
no es precisamente la excepción (la cultura del soborno está muy arraigada) aunque
hay algunas mejoras en ese sentido, según Transparencia Internacional. En el
índice de percepción por corrupción Colombia ocupa el puesto 78, mientras que
España se sitúa en el 60. Los primeros lugares, es decir donde se presentan
pocos o ningún caso de corrupción, son
Dinamarca, Finlandia, Suecia, Suiza, Nueva
Zelanda, Canada y Singapur, entre otros.
La
pregunta del millón es de dónde sale tanto marrullero, estafador y pícaro. No
es nada nuevo. La literatura del Siglo
de Oro recoge esta visión irónica y despiadada de la
sociedad del momento en El Lazarillo de Tormes (por cierto, vivo en Salamanca,
lugar donde se desarrolla la obra), donde su personaje central soporta
humillaciones para obtener comida o un sitio donde dormir, en tanto que en Guzmán de Alfarache (la
novela de Mateo Alemán), es otra obra de la picaresca pero con discurso moral
incluido, y como tal fue recibida en su época. Quevedo por su parte en sus obras
reflejaba una España de picaros y truhanes, donde existía el oficio de engañar
al prójimo; el pícaro y ladrón eran ejemplo de simpatía e inteligencia. Ha
pasado mucho tiempo desde entonces pero parece que la filosofía de la España del barroco todavía
persiste como signo de identidad.
Pero
todo tiene una motivación según parece. Los pícaros siglos atrás eran la
versión contraria al idealismo de los caballeros –tipo Don Quijote– y surge como reacción a la modernidad cuando
ésta ya dominaba en el resto de Europa.
Hoy
el pícaro, o el vivo como decimos en Colombia, tiene prestigio: es simple y
llanamente un tío listo y divertido, en contraposición al tonto. De hecho
siempre he pensado que en este país se encasilla a la gente, más que en clases,
en dos tipos: el listo y el tonto. “Yo no soy tonto”, es el lema de una cadena especializada en productos de informática y electrónica, porque compro en ...". "Qué
bobada", pensaba yo, pero entiendo ahora las razones del publicista para
hacer de esta frase insulsa todo un eslogan.
Por otra parte, la gente se queja y escandaliza
de sus dirigentes ahora que se sabe que los índices de pobreza están subiendo (el total de hogares
con todos sus miembros en el paro ha llegado a 1.737.600, según las últimas
cifras del INE), por lo cual hace que se mire
hacia los despilfarradores y ladrones. No obstante, cuando existía la bonanza
económica, parecía que la moral se había relajado. Para muchos es inconcebible
que haya autonomías donde sus dirigentes se eternicen en el poder como en
Andalucía y Canarias, las más pobres y con mayor indice de parados, y a pesar
de todo no hay depuración democrática. Pero llama la atención algo: el
presidente de Mercadona no entiende por ejemplo, cómo en España con más de 5 millones de
parados, los proveedores de naranja o fresa de su cadena de supermercados y otras empresas distribuidoras
no encuentren apenas aspirantes españoles para la recogida del producto y recurran
exclusivamente a inmigrantes extranjeros dispuestos a trabajar en duras
condiciones y mínimo jornal, y reclamaba por tanto una reforma del sistema laboral que
empuje a los parados a aceptar incluso este tipo de trabajos. ¿Será que aparte
de pícaros abunda mucho perezoso por aquí? . Y otra perla sobre la cual llamó la atención don
Juan Roig, ¿cómo es posible que en el sector público el absentismo laboral supere el 15% en
ocasiones? ¿Se ponen más enfermos que los demás o es que se les aprieta menos
para ir a trabajar? El grupo Adecco suele publicar sondeos que arrojan que
un millón de trabajadores no acude en España a su puesto de trabajo cada día
con un media de absentismo del 5%. Sin comentarios.
Lo peor de todo es que en nuestro país todo esto esta bien visto. Esto puede parecer muy divertido, pero esta teniendo unos efectos totalmente negativos sobre nuestro propio país, nuestra sociedad y directamente en nuestra calidad de vida. No nos estamos dando cuenta pero estamos tirando piedras contra nuestro propio tejado. [...]".
Saludos para todos.
Fuentes:
Diario ABC
ContraOpa – blogs de El Mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario