España es un país muy rico en manifestaciones culturales razón por la cual la Unesco ha declarado a varias de las fiestas populares que se celebran como de Interés Turístico Internacional. Cada año, cientos de viajeros se animan a conocer estas tradiciones. En esta entrada quiero traer a colación dos que llaman especialmente la atención, a mí al menos, una por lo vistosa, y otra por la polémica que desata su realización, como otras tradiciones aquí en España (a propósito, estoy aplazando una y otra vez el tema de los festejos taurinos, pero ya lo sacaré como tantos otros temas a los que les he prometido un artículo).
En las extensas playas de Sanlúcar
de Barrameda, municipio de la provincia de Cádiz bañado por las aguas del
Atlántico y el río Guadalquivir, tienen
lugar cada mes de agosto las tradicionales carreras de caballos, una
competición que se remonta a mediados del siglo XIX y que, gracias a su
espectacularidad, ha conseguido ser reconocido como uno de los grandes eventos
del verano en Andalucía.
Su atractivo se debe
fundamentalmente a las especiales características del lugar en el que se
desarrollan: la franja de arena húmeda
liberada durante las bajamares. El deslumbrante marco-puesta de sol y el Coto de
Doñana (uno de los parajes más importantes de Europa)- son
fuente de inspiración para fotógrafos y camarógrafos que acuden cada año para
inmortalizar este evento. Su gran animación, la masiva presencia de visitantes,
el hipódromo natural espectacular, los palcos, el colorido de las ropas de los
jinetes y amazonas, conjugados hacen de este certamen algo digno de verse.
Para su realización cada año se consultan las tablas de mareas. El primer ciclo este año se llevará a cabo los días 12, 13 y 14 de agosto. Catorce días más tarde (27, 28 y 29) tendrá lugar el segundo ciclo, más colorista y de mayor arraigo entre los saluqueños.
Me imagino un evento como estos desarrollándose en las playas de Blas El Teso, en Cartagena. Quedaría de cine ¿no les parece?
Otra fiesta llamativa y controvertida es "La Tomatina", que tiene lugar el 29 de agosto, en el municipio valenciano de Buñol, tambien al sur. Se trata de una lucha en la que los participantes se arrojan tomates -hasta 100.000 kilos- los unos a los otros, durante una hora, y que cada año no para de sumar adeptos, a pesar de las críticas.
El origen de esta fiesta tiene que ver con otro rasgo muy español, el mal caracter que ostentan algunos, y la tendencia a tomar del pelo, de otros muchos. Todo comenzó el último miércoles de agosto del año
1945, cuando unos jóvenes pasaban el rato en la plaza del pueblo para
presenciar el desfile de gigantes y cabezudos y otros actos de la fiesta.
Los chicos decidieron hacerse un hueco dentro de la comitiva de un
desfile con músicos, gigantes y cabezudos. El ímpetu de los jóvenes hizo que
cayera un participante que -preso de la ira- empezó a golpear todo lo que
encontraba a su paso. Por un capricho del destino, allí había un puesto de
verduras que fue pasto de la multitud enfurecida: la gente empezó a tirarse
tomates de unos a otros hasta que las fuerzas del orden público pusieron fin a
aquella batalla vegetal.
Al año siguiente, los jóvenes repitieron el altercado
de forma voluntaria y llevaron los tomates de su casa. Aunque la policía
disolvió en sucesivos años la reciente tradición, los chicos, sin saber nada,
habían hecho historia. “La Tomatina” fue
prohibida a principios de los 50, cosa que no disuadió a sus participantes que
llegaron a ser, incluso, detenidos. Pero el pueblo habló y la fiesta volvió a
permitirse, uniéndose más participantes y tornándose cada vez más frenética.
Desde entonces, año a año crece el número de
participantes y el entusiasmo por La Tomatina. El éxito ha llevado a que La
Tomatina de Buñol fuera declarada en 2002 Fiesta de Interés Turístico
Internacional por la Secretaría General de Turismo. En un mundo tan golpeado por el hambre este festejo puede parecer una falta de respeto y de vergüenza, "porque es censurable que se desperdicien cantidades ingentes de tomates que pueden calmar el hambre de tantos, sólo para pasar un rato de alcohol y otros vueles", reclama un bloguero. Me parece que tendrá los años contados esta "celebración".
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