Hace tres días
publiqué en mi muro de Facebook una foto de la torre de Eiffel vista desde la
ventana de una habitación cualquiera de las que rodean tan célebre monumento.
La imagen tuvo muchos “me gusta”, en especial de l@s que conocen o quieren
conocer esta ciudad. Sin embargo, hay un comentario que me inquietó: el de
Luisa Johnson, quien me escribió, desde San Diego, California:
“Hermosa ciudad y dicen que es una ciudad femenina, no como Berlin, por
ejemplo. Tú que piensas?. Me cogió fuera de base la pregunta porque yo
nunca había oído de que las ciudades tuvieran género, por lo cual ni corta ni
perezosa me di a la tarea de investigar para saber en razón de qué
características las urbes son femeninas o masculinas, asi es que le contesté
que en lugar de responderle al comentario en FB, lo haría a través de una
entrada. Mi amiga me enfrentó de esta forma a una “Contingencia de Urgencia”;
lo aprendí ayer en el Curso de Community Manager que estoy haciendo por estos
días, porque lo de publicar esta semana en mi blog, no estaba dentro de mis
planes. Estoy dizque de vacaciones. La razón del dizque, en otra
entrada lo diré, se llamará “Mi casa es una torre de Babel”, les voy
anticipando.
Vamos al grano. Para los urbanistas, responsables de la
planificación de las ciudades, son masculinas aquellas urbes donde la mayoría
de los servicios (grandes centros comerciales, hospitales...) están ubicados en
emplazamientos donde siempre hace falta desplazarse en coche. Lugares
donde los recorridos están pensados en línea recta, del trabajo a casa, sin
pensar que la mayoría de los desplazamientos son poligonales, es decir,
incluyen 'paradas' para llevar a los hijos al colegio o hacer la compra básica.
Acabar con este concepto 'masculino' de ciudad y crear espacios públicos en
equidad, que permitan una mayor calidad de vida para hombres y mujeres, fue el
eje de las I jornadas de Urbanismo que se realizaron en Zaragoza hace dos años,
escribió, en ese entonces, Ana Esteban para El Heraldo de Aragón, periódico de esa
comunidad autónoma.
Según la
arquitecta Pilar de Bustos, una de las participantes en el citado evento, cuando las
ciudades han sido planificadas por personas que se mueven en coche, políticos,
técnicos municipales y otros profesionales que van de parquin a parquin
(parqueaderos/aparcamientos) el resultado es una ciudad que se olvida de tres
cuartas partes de sus ciudadanos. En concreto, de los niños que no tienen carné
(de conducir), de los abuelos que ya no lo usan o de las mujeres que tienen que
coger el transporte público porque normalmente en casa solo hay un coche. Son
ciudades poco 'femeninas' porque no existe el concepto de proximidad
que facilita la vida diaria". De Bustos insiste en que la solución no
pasa por hacer ciudades para mujeres, sino de hacer ciudades "más
habitables y humanas para el hombre y la mujer". Una opinión que
compartió el presidente de la Asociación de Hombres para la Igualdad, José
María Galdo, quien parte de la premisa inicial de que los espacios públicos en
una ciudad no son neutros, sino que "responden a una concepción e
intereses determinados que no se dan siempre en igualdad de condiciones".
En el caso de
las mujeres, la organización de la ciudad está basada en criterios de eficiencia. Tener un colegio cerca de casa, un parque próximo y todos los
equipamientos primarios en su barrio, les permite ahorrar tiempo y mejorar
su calidad de vida. Todo claro en el tema de urbanismo, no?
De esta forma, Madrid, es una ciudad masculina, Barcelona, femenina;
Milán, masculina, Roma, femenina; Sao Paulo, masculina, Salvador de
Bahía, femenina... esto según el criterio de un uruguayo autor del post “Mi Ciudad”,
en la web Cosas de Mujeres (hoy por problemas con el servidor no puedo abrir el
enlace para poner su nombre, pero me cuidé mucho de tomar nota), y de la capital francesa dice: “París es una clase en
sí misma. Acaso la ciudad que más instintivamente se me aparece como
femenina, y que sin embargo suele presentarse con una prepotencia muy masculina
-especialmente si te toca caer en un período de huelgas de transporte, es
decir, casi siempre”… y hasta ahí lo deja, sin ahondar en más detalles.
Como me dejó colgando de la brocha sigo navegando y me encuentro con esta
belleza: “París es una mujer (…) Me gustaría que París eterna guarde
aquel instante cuando la cortejé, como el recuerdo de un buen amante".
Esto no lo dijo, ni un poeta, ni un escritor, sino el ex alcalde de París y ex
Presidente de Francia, Jacques Chirac cuando dejaba su primer cargo.
El séptimo arte
no podía quedarse atrás en esta categorización. En la película “París era una
mujer”, la británica Greta Shchiller, trata del aporte de algunas mujeres
pertenecientes al mundo artístico y bohemio a principios del siglo XX, a la
entonces capital mundial de la cultura, encabezadas por Gertrude Stein. Hay un
ensayo muy interesante sobre eso, cuyo título les dejo abajo del todo para no extenderme más
sobre el tema, ya que si así fuera esta entrada se me "saldría de madre".
De esta forma,
mi querida Luisa, espero haber resuelto tu inquietud. De todas formas, femenina
o masculina, o mezcla de ambas, “París es una ciudad de ensueño. Tiene unos
contrastes que no dejan indiferente a nadie. Monumentos espectaculares. Su
gastronomía, exquisita. Romántica, con decenas de museos, como para no
aburrirte. Tiene de todo. Siempre he dicho que siendo más joven, es la ciudad
europea donde me gustaría vivir”, no lo digo yo, lo dice Nereyda, mi amiga
cartagenera en los comentarios a la foto colgada en Facebook. Y con esto
termino. Hasta otra oportunidad.
"París era una Mujer”: Gertrude Stein, las
expatriadas y la eclosión de las artes por Eulalia Piñero Gil para Ciudad
Mujeres.