lunes, 15 de agosto de 2011

La nueva evangelización de Europa


Desde mañana martes –seguramente muchos sabrán-  se inicia en Madrid la  Jornada Mundial de la Juventud JMJ, como preámbulo a la visita del Papa Benedicto XVI. El encuentro se desarrollará hasta el 21 de agosto y congregará  jóvenes de los cinco continentes con  la intención de hacer eco del interés principal del Vaticano, desde los tiempos de Juan Pablo II, la nueva evangelización de Europa.

Esta Europa donde el estado de bienestar, aunque amenazado por la crisis financiera, es una realidad palpable, que presume  de mentalidad científica (lo que no se ve no existe), ha caído en las garras de falsos dioses  y se hace pues imperativo para el Vaticano rescatarla. España, el otrora bastión de la iglesia,  es  uno de sus principales objetivos, no en vano es el país más visitado por Benedicto XVI desde que inició su mandato.

Pero lo va a tener difícil.  Nuestra Madre Patria,  desde la Ley de Libertad Religiosa de 1980, dejó de ser una una sociedad homogénea y obligatoriamente católica a una sociedad plural y multicultural. Lastimosamente,  lo que se percibe es que  ha caído en el extremo de tener un prejuicio marcado hacia lo religioso, pero más concretamente a todo lo que huela a Iglesia Católica, en lo que un español pensante,  por ahí en un foro,  califica de “progresismo barato anticlerical” (me gusta esta expresión!), así es que “la gente no cree en nada, son marionetas de la ignorancia y  de la telebasura”, añade.

Por estas razones la visita papal,  lejos de ser razón de regocijo, de encuentro, de reconciliación como calificaríamos nosotros los latinos una visita de esta naturaleza, es motivo de protestas.   No más para el 17, un día antes de su arribo a Madrid,  grupos contestarios  -sindicalistas, laicos, ateos, librepensadores, la comunidad gay, feministas, y católicos críticos con el Papa-  han calificado de inconcebible que esta visita se produzca en momentos de una delicada coyuntura económica y financiera para España.  "De mis impuestos, al papa cero" y "Por un Estado laico" son los lemas principales de la protesta”. Curiosamente de esos mismos impuestos se financian festejos como el  de San Fermín, ése de Pamplona donde sueltan los toros por las calles  y “sálvese quien pueda” y nadie dice nada. La prensa “progre”, por su parte,  no ha hecho sino presentar las cifras de lo que cuesta la visita, “financiada con recursos del erario público español y que  costará entre 47 y 54 millones de euros”.
  
En lo que respecta a los hermanos ideológicos del partido gobernante,  Izquierda Unida, también organizarán otra campaña de protesta “Madrid sin papa" como una muestra de su rechazo a la visita de Benedicto XVI  y porque quiere protestar por “todos los privilegios de índole económica, política y social que a estas alturas de desarrollo democrático en nuestro país sigue manteniendo la jerarquía de la Iglesia católica”.

Esto sin hablar de que los residentes de Madrid vean con mucho fastidio que el centro de su  ciudad se atiborre con la presencia de los asistentes a la JMJ  y del más y medio millón de turistas que la  visitarán por estos días.

En fin, que de la visita papal sólo se ve lo negativo, y porque eso de que sea una oportunidad de ver a jóvenes  de todos los continentes experimentando el gozo de ser misioneros de Cristo entre los suyos, es demasiado bonito para créerselo. España, señoras y señores, como sentenció Manuel Azaña, Presidente de la Segunda República Española, hace más de 80 años, "ha dejado ser católica". Adjuva nos Deus

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