domingo, 4 de marzo de 2012

Los nativos digitales



El tema de hoy se aleja se aleja de los festejos y del costumbrismo al cual me he venido refiriendo en los últimos posts. Lo escribo a partir de un incidente sucedido, hará ya 3 meses, en la Facultad de Comunicación Social de una prestigiosa universidad de la capital de mi país, donde un profesor renunció a su cátedra desolado al percatarse de que la mayoría de sus alumnos eran incapaces de hacer un resumen a partir de un texto de mayor extensión, atendiendo los “más básicos mandatos del lenguaje escrito –ortografía, sintaxis- y se cuidaran las mínimas normas de cortesía de quien escribe con su lector: claridad, economía, pertinencia”.

El profesor había asignado la tarea de sintetizar un libro a 30 alumnos de semestres avanzados. "Era solo componer un resumen de un párrafo (100 palabras) sin errores vistosos", explicaba, en un plazo de cuatro meses. El resultado fue un desastre. Ninguno pudo presentar un texto aceptable, compacto y claro, sin faltas de ortografía ni de gramática. "Tres se acercaron y dos más hicieron su mejor esfuerzo", agregaba. Pero fracasaron.

Los estudiantes de esta universidad, pertenecientes a clases medias o altas, provienen de colegios particulares, bilingües en su mayoría. Pero el problema no era sólo que fuesen incapaces de redactar un párrafo en condiciones, sino que en general “parecen apáticos, desconocen la ironía y muestran escasa curiosidad”, según el mismo profesor.

Si los alumnos de últimos semestres de Comunicación no logran comunicarse, ¿qué cabe esperar de los demás?, se preguntaba Daniel Samper Pizano, al comentar el caso en su columna del diario El Tiempo, tres días después de haber sido publicada la renuncia del profesor en su blog, que registró una cifra récord de 301 comentarios, la mayoría apoyando su decisión.

Pero esto ya no es noticia. Ya está todo dicho, sin embargo, el trasfondo de la situación, la ausencia de curiosidad y de crítica, la superficialidad, la carencia de espíritu investigativo, la elaboración de razones y argumentos de las que carecen muchos jóvenes, sigue en el tapete.

“No entiendo sus nuevos intereses. Quizá la lectura sea ahora salir al mar de Internet a pescar fragmentos, citas y vínculos. Y en consecuencia, la escritura esté mudando a esas frases sueltas, grises, sin vida, siempre con errores. Por eso los nuevos párrafos que se están escribiendo parecen zombies… Estoy por pensar que la curiosidad se esfumó de estos alumnos míos desde el momento en que todo lo comenzó a contestar ya, ahora mismo, el doctor Google.


La culpa, según parece, la tiene tanta exposición a las nuevas tecnologías. Pero yo quiero romper una lanza en favor de estos muchachos pertenecientes a la generación Y y Z: ¿Qué se puede esperar de unos chicos, hijos de padres que pasan todo el día trabajando y que cuando llegan a casa no les quedan energías para jugar o conversar con ellos, y donde su crianza ha corrido por cuenta de una abuela cansada o de una empleada doméstica que va a los suyo, y que por razones de seguridad se decidió tener a estos niños seguros en casa antes que expuestos a los peligros de la calle?.

Gran parte de esta generación son pues jóvenes aplicados a las nuevas tecnologías, consumistas y algunas veces pesimistas, que han tenido acceso desde muy pequeños a un aparato de DVD, internet, SMS, y el famoso YouTube, por lo cual se les denomina a los integrantes de esta generación los nativos digitales. Debido a que es una generación que surgió recientemente y es todavía muy joven, se considera que la misma se encuentra en formación, según Wikipedia.

Así es que hay que mirar el problema desde una óptica más comprensiva. Estos jovencitos han tenido la suerte (¿?) de contar con Google, un invento tan trascendental como el de los tipos móviles de Gutenberg hace 500 años. ¿Qué resulta de todo esto? Superficie en vez de profundidad, viajes en vez de inmersiones, juego en vez de sufrimiento. El silencio, la introspección no tienen cabida y hay que tener agallas para sustraerse a todo este bombardeo.

Conste de que no estoy defendiendo esta línea de la menor resistencia, pero también hay que ser conscientes de que el ingenio -pienso yo- sólo emerge cuando se está expuesto a los avatares de la vida, a la escasez antes que a la abundancia.

Pero también surge la cuestión de cómo alguien a quien no le gustan los libros estudia para ser editor? ¿De dónde deriva esta falta de coherencia?. ¿Qué motivación puede haber para meterse a estudiar Comunicación Social a sabiendas de que es una carrera que exige espíritu investigativo, buena redacción, capacidad de síntesis y otra serie de requisitos? O será que en esta sociedad que rinde culto a la imagen sólo ambicionan presentar noticieros y magazines o hacer producción de comerciales, para lo cual también se requieren unas competencias? El tema es complejo y da para mucho análisis.

De todas formas estos jóvenes si no se pellizcan no lo tendrán fácil, a pesar de que sus padres se preocupen por dejarles la vida resuelta. Estamos en una sociedad cada vez más competida, donde los mejor preparados serán los que acceden a los mejores empleos, sin meterme a hablar de las cualidades que se exigen para poner en práctica el empoderamiento. Habrá que hacer algo para que estas nuevas generaciones despierten del marasmo en el que están sumergidos y darles una alternativa distinta a la que propone el eslogan “Estás conectado o no existes”.

2 comentarios:

  1. Este blog, muy oportuno y con tu permiso, lo voy a difundir como material de lectura a todos los estudiantes, de todos los programas académicos de la Universidad donde hace un tiempo trabajo; lo digo por la experiencia negativa que he tenido con muchos estudiantes que han novado en las dependencias que he coordinado y no tienen las habilidades para escribir un texto de media página, esto simplemente se da porque vienen de la primaria y bachillerato con un bajísimo nivel de lectura, de ahí su deficiencia en habilidades como la comprensión lectora, indispensable para llevar a buen termino una carrera profesional; ahora bien, las universidades públicas están formando hoy día profesionales investigadores, y una de las particularidades de muchas que debe tener un estudiante con un alto nivel de formación, es que sea un ávido lector, es decir que sea un apasionado por la lectura, que sienta amor por ella. Si no es así seguiremos viendo más renuncias de docentes con criterio, como el que describes en este buen articulo. En cuanto al uso de las TICS ese es harina de otro costal, que en otra oportunidad comentaré.

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  2. Este comentario te lo respondí desde mi correo particular en su momento, pero como puedo dar la impresión de que hice caso omiso de él, me detengo a darte las gracias nuevamente por la deferencia de dar conocer esta entrada entre tus estudiantes. Han pasado algunos meses de esta experiencia y gustaría saber a estas alturas si ha habido algún progreso en la actitud del estudiantado. Un cordial saludo.

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