Apenas hace una semana celebrábamos la Semana
Santa, con lo cual muchos de los miembros (alrededor de 1 millón) de las 7.000 cofradías* que hay en toda España, no se
habrán recuperado del todo de los
dolores musculares -hablo de los
costaleros, los encargados de llevar los pesados monumentos que representan la pasión y muerte
de Cristo- y el olor del incienso no se habrá disipado de
las iglesias.
Pero en Salamanca queda un residuo de la Semana
Mayor, un picante residuo. Hoy lunes se celebra el regreso de las meretrices a
la ciudad, después del exilio a las que eran sometidas para preservar el fervor
religioso y las buenas costumbres durante los días santos.
En mi entrada “Merienda a la Orilla del Tormes”
hago un recuento de los motivos por los cuales Felipe II instituyó esta práctica de enviar
extramuros a las señoras de vida alegre.
Retomo el asunto porque si hay una cosa que me
llama la atención de este país es la costumbre de irse de putas. Antes de
seguir advierto que no vengo en plan
moralista; miro los toros desde
la barrera en este asunto y sólo trato de indagar del por qué esta costumbre tan
arraigada.
En primer lugar, no hay que olvidar que este pais sólo tiene poco más de 30 años de democracia y que durante casi 4 décadas fue gobernada por el Generalísimo Franco, por lo cual la sociedad española estuvo sometida a un régimen dictatorial, con sus características asociadas: conservadurismo, antiliberalismo, nacionalcatolicisimo, anticomunismo, etc.,. del que todavía quedan rezagos, por mucha democracia progre que se haya instaurado durante los gobiernos del PSOE.
Durante
el Franquismo, la familia, fundamento de toda sociedad, no estaba exenta de
control. El discurso franquista
sobre el sexo era tradicional. Con argumentos científicos y religiosos, definía como finalidad exclusiva de la
sexualidad (entre esposo y esposa) la procreación y eso porque la especie
humana no podía reproducirse sin coito, o si no habrían prohibido las
relaciones carnales dentro del matrimonio. La sexualidad procreadora dependía del plano
divino, cuyo objeto era poblar la tierra. A hombres y mujeres se les
consideraba como colaboradores de Dios, y no se les autorizaba pues a que
utilizasen la relación sexual con el único fin de gozar. Con esto creo que es suficiente para entender el por qué lo señores tenían con la práctica que prodigarse
el placer fuera del ámbito conyugal.
Pero
a pesar de la liberalización de las costumbres el irse de putas pervive. Tal vez por el morbo
que da, tal vez porque las señoras españolas, en su inmensa mayoría, son muy mandonas y cantaleteras
(con el perdón de vosotras, lo digo sinceramente), con lo cual esa atmósfera de
sensualidad y de sosiego está ausente en muchos hogares. Pero yo las entiendo,
majas. Con la crianza de los hijos, el
pago de las facturas, los problemas en el trabajo, si es que lo tenéis, porque si alguno de vosotros está en paro, ya ni hablar.. Vamos, que se
necesita ser muy cachondo para que el sexo conyugal supere todos esos
obstáculos y llegue a ser verdaderamente placentero, con lo cual la presencia de los puticlubs está más que justificada.
En este país se manejan cifras
astronómicas en la industria del sexo. Los españoles gastan 50 millones de euros al
día en prostitución (que utiliza el 6% de la población), lo que en el año representa un movimiento de 18.000 millones de euros al año. Y ¿quiénes
son los que utilizan los servicios de las prostitutas? Según Silvia
García, socióloga integrnte del Colectivo Hetaira, el tipo de personas que acuden a los servicios sexuales es muy variado: intelectuales, estudiantes, con escaso nivel de
estudios, solteros, casados, prácticamente de todas las edades y
nacionalidades. A algunos les gusta acudir todas las semanas a
solicitar servicios a una prostituta, otros sólo van de manera esporádica. Puede
haber preferencias por el medio abierto (calle) o bien preferir un local
cerrado (clubes). Como se supondrá, hay diferencias en cuanto al dinero que se gastan en
servicios sexuales: algunos 100 € al mes, otros 500 … La heterogeneidad
es tan grande que no cabe hablar de un perfil del cliente de la prostitución.
En fin que España es una sociedad ansiosa, neurótica, pero
también hambrienta de sensaciones placenteras. Las prostitutas, por mucho que
se las denigre, cumplen una función
social. Imagínense que no existieran como recurso para desfogarse; los casos de maltrato se dispararían, ni hablar de los divorcios, hijos levantados sin la presencia de uno de los padres... el despelote total. Por todo
ello yo les dedico este poema de Jaime Sabines que las reivindica tanto que
pide que se las canonice. Pero yo hasta allá no llego, amig@s mí@s.
Canonicemos a
las putas
Santoral
del Sábado: Betty, Lola, Margot, vírgenes perpetuas, reconstruidas, mártires
provisorias llenas de gracia, manantiales de generosidad.
Das el placer, oh puta redentora del mundo, y nada pides a cambio sino unas
monedas miserables. No exiges ser amada, respetada, atendida, ni imitas a las
esposas con los lloriqueos, las reconvenciones y los celos. No obligas a nadie
a la despedida ni a la reconciliación; no chupas la sangre ni el tiempo; eres
limpia de culpa; recibes en tu seno a los pecadores, escuchas las palabras y
los sueños, sonríes y besas. Eres paciente, experta, atribulada, sabia, sin
rencor.
No engañas a nadie, eres honesta, íntegra, perfecta; anticipas tu precio, te
enseñas; no discriminas a los viejos, a los criminales, a los tontos, a los de
otro color; soportas las agresiones del orgullo, las asechanzas de los
enfermos; alivias a los impotentes, estimulas a los tímidos, complaces a los
hartos, encuentras la fórmula de los desencantados. Eres la confidente del
borracho, el refugio del perseguido, el lecho del que no tiene reposo.
Has educado tu boca y tus manos, tus músculos y tu piel, tus vísceras y tu
alma. Sabes vestir y desvestirte, acostarte, moverte. Eres precisa en el ritmo,
exacta en el gemido, dócil a las maneras del amor.
Eres la libertad y el equilibrio; no sujetas ni detienes a nadie; no sometes a
los recuerdos ni a la espera. Eres pura presencia, fluidez, perpetuidad.
En el lugar que oficias a la verdad y a la belleza de la vida, ya sea el burdel
elegante, la casa discreta o el camastro de la pobreza, eres lo mismo que una
lámpara y un vaso de agua y un pan.
Oh puta amiga, amada, recodo de este día de siempre, te reconozco, te canonizo
a un lado de los hipócritas y los perversos, te doy todo mi dinero, te corono
con hojas de yerba y me dispongo a aprender de ti,... todo el tiempo…
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Este tema es tan rico en matices que da para muchas
entradas. Dependiendo de la acogida que tenga este post sigo tratando el tema. Antes de despedirme, presento mis disculpas si con las generalizaciones ofendí a alguien. Otro día podría contar que en la América prehispánica ya habían prostitutas y tantas otras cositas interesantes sobre el oficio más antiguo del mundo. Hasta otra oportunidad.
* Datos de la Conferencia Episcopal
Fuentes:
Wikipedia
Ensayo "Norma sexual y comportamientos cotidianos en los primeros años del Franquismo" por
Anne-Gaelle Regueillet Ciremia, Universidad François
Rabelais, Tours
Web de "Pensamiento Crítico"